jueves, 13 de agosto de 2009

Viena

13 de agosto de 2009 (tren de Venecia a Florencia)
Si! Estoy en el tren que va desde Venecia a Florencia y hasta la fecha no había podido escribir. Bueno, en realidad hubiese podido escribir en el tren de Viena a Praga pero ahí conocí a unas personas y me la pase hablando, aparte de que no había conexión eléctrica para la computadora.

El día 9 de agosto de 2009 me levanto y luego de bañarme, y vestirme bajo a desayunar. Le pregunto a Sussan sobre el tren que debo tomar al día siguiente para ir a Praga. Ella busca en la Internet y me explica que debo ir a otra estación de tren Sudbahnhof y no a la estación de tren por la que había llegado, la Westbahnhof . También me explica que debo de tomar la guagua 13-A y no el Metro. Al terminar mi desayuno subo para recoger mis cosas y poner en marcha mi plan B (irme a los museos), pero justo en ese momento, antes de yo poder salir de la habitación, tocan la puerta, era Sussan con el teléfono en la mano diciéndome “you have a phone call”. Era Gina que me estaba llamado para decirme que habían llegado a Viena, le dije: “estaré en la parada de Metro esperándote” y en ese momento me pongo en marcha para bajar al Metro y encontrarme con ellos.

Fue increíble! Ni que lo hubiésemos planificado! Justo cuando bajo a coge el metro, llega este y veo que Gina y los demás están el vagón que se detiene frente a mí. Me monto en el metro y saludo a todos. Me dicen de ir a la estación de la Opera, “nítido! Yo sé cómo llegar” les digo. Íbamos a esa estación para tomar el bus de “Hop On Hope Off” de Viena. Había que cambiar de metro para llegar a nuestro destino final, medio nos perdimos, pero en seguida retomamos el camino para llegar.

Una vez salimos del Metro, nos encontramos con los chicos que venden los boletos del bus turístico, compramos los tickets y esperamos a que llegara la guagua de la línea roja. En total eran tres rutas diferentes, la roja, la azul, y la verde. En este mismo orden debíamos tomar las guaguas según nos recomendó el chico que nos vendió los boletos. Nos montamos y empezó nuestro tour por la ciudad. Viena es impresionante, la ruta iba desde la Opera pasando por Heldenplatz, Universitat, Schwedenplatz (un parque que bordea el canal), Stephansdom (Catedral de San Esteban) y Kursalon (casa de la Musica). Te van explicando todo con relación a todos esos puntos, y sobre la historia de la Ciudad. Luego tomamos la ruta Verde, pasando por otros puntos importantes.

A eso de las dos de la tarde, habíamos terminado de hacer las dos primeras rutas, la roja y la verde, nos faltaba la azul, pero así mismo estábamos nosotros, azul del hambre… En la mañana, antes de tomar la guagua, le habíamos preguntado al chico que nos vendió las boletas de un restaurant bueno, bonito y barato, el nos recomendó ir al Fighmuller en la Backerstrabe, a unos pasos de la Catedral. Caminamos hasta meternos por unos callejones, y llegar al restaurant. El restaurant estaba repleto de gente, pensé que íbamos a tener que esperar para ser sentados, pero de repente nos dicen que siguiéramos al mozo para sentarnos, bajamos unas escaleras y nos sentamos en una mesa para 9 personas. La comida buenísima, el sitio bonito, y la comida con precios no tan baratos, pero tampoco súper caros.

Luego de comer tomamos la ultima ruta de guagua, la Azul. Pasamos por el rio Danubio para ver el otro lado de la ciudad. En una de las paradas note que había un edificio muy parecido a algo antes visto. Resulto que el edificio era del arquitecto y artista (pintor, escultor, etc.) Hundertwasser un austriaco que vivió en Nueva Zelanda, que cuando yo estuve allá visite una de sus obras de arquitectura. De hecho tengo un cuadro en mi casa que es de él. No me desmonte, aunque debí de haberlo hecho. Bueno, viéndolo del lado amable de las cosas, debo volver a Viena, un día y medio no da para nada!

Al terminar el tour, los chicos del judo tenían que volver a Budapest, me despedí de ellos en la misma estación de Metro en la que los había encontrado. Subí a mi Hotel, deje algunas cosas, y baje para empezar a caminar nuevamente por la ciudad, y seguir descubriéndola. Me volví a encontrar con el Museo Quartier, pero esta vez entro para ver si estaba abierto. Ya los museos habían cerrado (segunda razón para volver a Viena), pero me encontré que dentro había una plaza llena de gente, con música, cervecita, bares, etc.… decido sentarme y tomarme una “templada”, ya que lamentándolo mucho en estos países las cervezas no están frías! Luego camino un poco mas por el centro, y como a las 10:00PM regreso a mi hotel. Debía de preparar todo para el día siguiente.

Para mi Viena es espectacular, hay mucha historia, y es una pena no haber tenido el tiempo para verlo todo!!!

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